Davide Bergamaschi, ojos de niño, cuerpo de adulto, tan fuerte como se puede ser a los dieciséis años. Frente a él, un anciano, desencantado, cansado, peligroso. En medio de cientos de personas que bailan, beben y celebran, los dos se encuentran. Y sus vidas cambian. El chico es secuestrado, arrojado por la fuerza al mundo de las peleas clandestinas, obligado a derramar sangre para seguir vivo, a crecer deprisa para soportar tanta violencia. El hombre, su secuestrador, ve en él el potencial de un luchador sin parangón, como no se ha visto en mucho tiempo, y quizás también algo más, una especie de heredero al que transmitir sus conocimientos, sus valores y sus muy personales leyes morales. En un mundo donde todas las reglas se subvierten en nombre de la muerte y el dinero, la soledad de los dos se encuentran. David abandonará su identidad para transformarse en Batiza, el más feroz de los luchadores. Su maestro le enseñará a matar, pero sobre todo a sobrevivir. Cuando esa vida se haga insoportable para ambos, unirán sus fuerzas en busca de la redención.