Cuando tiene 8 años, Camillo Favara (Milo) pide a una estrella fugaz una tarta de chocolate y tras comerla, sufre una indigestión. Cuando tiene 18, pide a su estrella poder “besar, abrazar y…todo el resto” a Betty, una hermosa turista italo-americana. Los dos tienen una relación amorosa muy intensa, pero al final de las vacaciones, Betty le rompe el corazón diciéndole que para ella, solo fue una aventura de verano.
Milo aprende que “cuando los dioses quieren castigarnos, nos conceden nuestros deseos”. El destino lo lleva a ser ladrón de estrellas fugaces: de esta manera, quiere impedir que los deseos hagan daño a la gente. A los cuarenta, roba a la estrella de Betty, la que lleva su deseo de tener un hijo y Milo sufrirá un torbellino de emociones.