Al llegar a los 40 años, Aldo se encuentra viviendo un giro inesperado: víctima de ghosting por parte de Alessia, su compañera durante casi quince años, Aldo está en plena crisis existencial. Siguiendo el consejo de una amiga, decide ir a un psicoterapeuta para intentar resolver las preguntas que lo atormentan. El encuentro con Carlo, un hombre introvertido de unos setenta años, y el descubrimiento de que él también sufrió la misma situación que Aldo hace cuarenta años, será el punto de inflexión hacia una nueva conciencia y una nueva fase de la vida, así como el probable inicio de una amistad sana.